Hernialde y el cura Santa Cruz

Publicado: 2011/06/28 de QK en Basconia / Euskal Herria, foticos / argazkiak
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Como decía, tras disfrutar como un tripontzi en el Sagardo Eguna de Anoeta, pensé que sería una buena idea acercarme hasta Hernialde, otro municipio de extensión tan reducida como la de aquél (4,17 km²) pero aún más minúsculo en cuanto a población (unos 350 habitantes), y que recibe el nombre del monte Hernio, en cuyas faldas se encuentra. Como es de suponer, en esta «aldea poblada por irreductibles galos –digo, vascos– que resisten ahora y siempre al invasor» el porcentaje de votos no abertzales es redondo: el 0%.

   

Pensé que no sería más que un paseo, ya que son sólo tres kilómetros los que separan Hernialde de Anoeta, pero me ocurrió lo mismo que cuando fui a Aduna: que son sólo tres kilómetros, ¡pero los tres para arriba! Eso sí, las vistas sobre el valle del Oria son de una belleza difícil de igualar.

   

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es una modesta construcción del siglo XVI que consta de una sola nave con ábside poligonal. Provista de un acceso barroco, cuenta con un pórtico lateral, disponiéndose la torre a los pies del templo. Sobre la entrada, cuelga paralela al suelo una larga escalera, que me sigue intrigando acerca de su función o significado (porque nadie supo darme razón, ni he encontrado nada en internet; así que si alguien puede informarme, se lo agradeceré).

A ambos lados de la iglesia se encuentran los otros dos elementos esenciales en cualquier pueblo euskaldun, el frontón y la Casa Consistorial, un edificio barroco (de 1753) que reproduce el esquema más habitual en la provincia durante esa época, modelo derivado del desaparecido consistorio donostiarra proyectado por Hércules Torrelli en 1718: sobre el característico soportal se dispone el piso principal, para finalmente encontrar la última altura coronada por un frontón triangular en el centro.

En su planta baja, y aprovechando el arkupe, se encuentra el Centro Social, que hace las veces de bar del pueblo. Allí se reúnen los vecinos para disfrutar de la paz idílica que se respira junto a unos potes, mientras los críos juguetean a sus anchas por la plaza dedicada al Cura Santa Cruz (luego os hablo de él).

   

El tiempo apremiaba y tenía que dar media vuelta si no quería perder el último tren, así que emprendí el regreso, pero aún tuve unos instantes para entrar en hilerria y sacar algunas fotos de las vistas hacia el otro lado, hacia Tolosa, y de un par de pottokas que se acercaron a alcagüetiar cuando pasaba cerca de ellos.

El cura Santa Cruz

En 1987, el Ayuntamiento de Hernialde dio a la plaza del pueblo el nombre de Santa Kruz Apaizaren Enparantza. Obviamente, al ver la placa, me sentí corroído por mi ignorancia (no tenía ni repajolera idea de quién era), así que en cuanto regresé a mi gela, me faltó tiempo para investigar.

Su verdadero nombre era Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi y nació en el pueblo de Elduain, el día 23 de mayo de 1842. Ordenado sacerdote en el Seminario de Vitoria-Gasteiz, el cura se convirtió en uno de los guerrilleros carlistas más activo y buscado por sus enemigos.

Se hizo cargo en 1866 de la parroquia de Hernialde, cuando tenía 22 años. Se cuenta que en una ocasión que estaba celebrando misa en la iglesia, le rodearon sus enemigos y les dijo que le dejasen terminar el oficio y que después se entregaría. El teniente que estaba al mando accedió, y después de esperar un buen rato entró en la iglesia: se había escapado, saliendo disfrazado de lugareño entre la gente y por delante de ellos.

Tras la revolución de 1868 que derrocó a Isabel II realizó propaganda activa en favor del carlismo. Fue detenido en octubre de 1870, pero consiguió huir a Francia el día 6 de octubre de 1872, y en abril del mismo año al inicio de la Tercera Guerra Carlista, atravesó la frontera y se puso a la cabeza de una pequeña partida. Detenido en agosto, consiguió de nuevo huir de sus captores y refugiarse en Francia, para pasar otra vez la frontera en diciembre de 1872 y ponerse al frente de sus hombres.

Luchó en Guipuzkoa convirtiéndose en uno de los líderes guerrilleros más conocidos por su valentía y también por su fama de cruel. Entró en conflicto con los mandos militares carlistas debido a su carácter independiente y se vio obligado a dejar la lucha y pasar a Francia en julio de 1873 para volver en diciembre por poco tiempo, exiliándose después en Lille y Londres.

En 1874, a los 32 años, el cura Santa Cruz abandonó Euskal Herria tras pasar por un convento francés. En Londres embarcó para Jamaica, donde pasó 15 años como misionero. En 1892 el obispo lo envió al Colegio Seminario de Pasto (Colombia), propiedad de los jesuitas, donde se le autorizó para, sin ingresar en la orden, seguir su observancia. Sólo el 30 de julio de 1920, a los 78 años y 28 de misionar, se le admitió en el noviciado. Fue jesuita durante seis años, al cabo de los cuales murió (agosto de 1926) celebrando sus fieles indígenas un funeral amenizado por canciones vascas de él aprendidas.

Su perfil como guerrillero que combatió al gobierno español que abolió los fueros perduró durante mucho tiempo en Euskal Herria y autores como Orixe (en Santa Kruz Apaiza, 1929) o, más recientemente, Junes Casenave (en la pastoral Santa Kruz güdülari) han dedicado obras a su figura; incluso existe una película sobre su vida (Santa Cruz, el cura guerrillero, 1990) dirigida por José María Tuduri.

Para más información, podéis consultar aquí el texto completo del exhaustivo trabajo La Partida del Cura Santa Cruz y su Bandera, obra de Iñigo Pérez de Rada Cavanilles.

comentarios
  1. Homónimo dice:

    ¡Qué envidia me das! Cuándo podré yo volver a disfrutar de esos parajes y de las historias que guardan…

    • QK dice:

      Pues dentro de nada empieza la Garagardo Azoka (Feria de la Cerveza) de Irura: sería un buen momento, ji ji…
      No quiero ser ser “malo”, es que a mí también me gustaría revivir viejos tiempos =)

  2. Uno dice:

    Ya se me hace extraño ver aquí hacer apología de un ultracatólico fanático, se dedicó a asesinar sin mesura en nombre de Dios, de la Patria y del Rey, y que terminó sus días adoctrinando en Sudamérica y carteánsose con su amiguete postal el dictador Primo de Rivera.

    • QK dice:

      El trastorno de personalidad múltiple también tiene sus ventajas: además de amenizarte la(s) vida(s), te permite ofrecer varias respuestas a la misma pregunta; véase:

      -Desde la vocación de periodista objetivo:
      ¿Apología? ¿Dónde? Cítame qué parte del texto hace alabanza del Cura Santa Cruz, por favor. No es un artículo científico ni histórico, pero aún así he tratado de ser lo más objetivo posible, y por eso no creo que encuentres ningún epíteto, ni laudatorio ni denigratorio. Otra cosa es que consideres que si no hay calificativos condenatorios, ya se entiende que es una apología; es el estilo «objetivo» de la prensa de la españolada, que, por ejemplo, no puede hablar de ETA así a secas, sino que su libro de estilo obliga a poner delante «la banda terrorista». Si es así, es problema tuyo, no mío…

      -Desde la Psicología Social:
      Todos los pueblos crean su propia mitología histórica como forma de autoafirmación de la propia identidad. Una forma de hacerlo es reinventándose (o inventándose a secas) determinados personajes en función de determinada faceta que refleja unos valores que se trata de exaltar, y olvidando las demás que no resultan convenientes. En este caso (e imagino que es lo que movería al Ayuntamiento de Hernialde a dedicarle la plaza) esos valores son los del luchador indomable en defensa de los fueros de su pueblo frente a la imposición extranjera. Viene a ser lo mismo que los españoles hacen con los bandoleros de la Guerra de la Independencia: nos venden a Curro Jiménez como un «guerrillero» que luchaba por su país en vez de como el jefezuelo de una banda de ladrones o como un terrorista contra la legalidad y el orden establecido.

      -Desde el nihilismo cínico:
      Bueno, pero es que los que «asesinaba sin mesura» eran españoles, jejeje!

      Ahora te toca a ti elegir la que más te guste.

  3. Uno dice:

    -Desde la vocación de periodista objetivo. Cito: «más conocidos por su valentía y también por su fama de cruel». ¿Qué te parecería «más conocidos por su crueldad y también por su fama de valiente»? Lo objetivo sería «más conocidos por su fama de valiente y también por la de cruel», ¿no crees? Hay sesgo.

    -Desde la psicología social. Si olvidamos el detallito de que a este lo que le escocía como extranjero era Amadeo de Saboya, y que por otro lado no parecía hacerle ascos a ir matando por ahí en nombre de la España del absolutismo, y no es casual que la inscripción de su bandera esté en español cuando dirigía a campesinos euskaldunes. Ya era una declaración de intenciones. Muy desesperados debían andar en Hernialde por encontrar héroes locales para rescatar a este pollo.

    -Desde el nihilismo cínico. A lo mejor te piensas que las tropas del coronel Juan Arana eran de Madrid.

    • QK dice:

      -Buenoooo…. ¿ese es todo el «sesgo» que has podido encontrar? O sea, que –como decía– no hay parte alguna del texto que haga alabanza del cura Santa Cruz, ni has podido encontrar «ningún epíteto, ni laudatorio ni denigratorio». He estado por cambiar la frase por la que tú propones como más objetiva, pero al final no lo he hecho porque creo que la «fama de valiente» no se la discutía nadie, mientras que la de cruel, obviamente, sólo la magnificaban sus enemigos.
      -Los «detallitos» que indicas son muy dignos de tenerse en cuenta, pero son precisamente los que se ignoran por parte de quien construye su propia «mitología histórica». Insisto en que no estoy defendiendo personalmente la figura del guerrillero, sino que trato en esta respuesta de describir el fenómeno desde la Psicología social (aunque, a pesar de ser psicólogo, ciertamente no sea esa mi especialidad).
      -Je, je; tampoco te pienses tú que, para ser español, hace falta ser de Madrid. Esta tierra ha dado grandes «españolazos», empezando por el actual lehendakari y siguiendo por Mayor Oreja (el que considera el franquismo como «un periodo de extraordinaria placidez»), María San Gil, Rosa Díez o Savater…

  4. Joanes dice:

    En mi opinión creo que ante todo debemos intentar comprender el contexto histórico. Solo así podemos entender que es lo que llevó a Santa Cruz a actuar como lo hizo. Seguramente, de vivir en esta época el cura Santa Cruz y otros muchos carlistas estarían defendiendo unas posiciones muy distintas a las que defendieron entonces. No hay mas que ver la evolución que ha tenido el partido carlista. Y respecto a la inscripción de la bandera, pues bueno, yo no le daría mayor importancia al idioma en el que estuviera escrita. Seguro que aun sintiéndose español, era mucho mejor euskaldun que muchos de los que hoy en día dicen serlo.

  5. […] idea seguir caminando (quizá bajo los efectos mágicos de la cruz, ¡uuhuhuu!) y llegar hasta Hernialde; total, sólo eran tres […]

  6. […] HERNIALDE – Nekazaritza eta Eskulangintza Azoka […]

  7. VASCO-ESPAÑOL dice:

    A Dios rogando y con el mazo dando. Se ve que el cura cambiaba de bando según le convenía, muy típico.

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