Solidaridad con Josetxo Ibazeta

Resulta cuando menos curioso lo sucedido con Ibazeta. Para los lectores no euskotarras o que no hayan seguido el caso, se lo resumo a mi manera: el pasado 1 de julio, en el contexto de la Eurocopa y la resaca por la legalización de SORTU, tres presuntos descerebrados futboleros iban por la Parte Vieja de Donosti provocando a berrido limpio con trapos españolistas. Casualmente, anduvieron rondando el domicilio de Josetxo hasta que se encontraron con él y consiguieron alterarle hasta que se le calentó el morro y contestó a sus eslóganes patrioteros y sus banderitas mandándoles a escaparrar y terminando con un «Gora ETA«. Casualmente también, y a pesar del desfase festivo que cabría suponerles, estaban prestos para grabar en video el incidente (la parte que les interesaba, claro). Y más casualmente aún, al poco aparecía el video publicado en la edición digital de dos diarios de parecida ideología: El Diario Vasco y El Mundo.

Ante el interesado revuelo que se montó, Josetxo, que era secretario personal del Alcalde de Donosti (Juan Karlos Izagirre, de Bildu) presentó el día 11 su dimisión irrevocable para no causar ningún daño político al regidor abertzale (y eso que el suyo no era un cargo político representativo, sino un puesto personal). Por cierto, pocos días después tuvo lugar el famoso «que se jodan» de la impresentable hija del corrupto Fabra, y ahí sigue la interfecta, tan pancha.

Su honroso y abnegado gesto no fue suficiente para la españolada, y la Fiscalía del Estad le denunció por «amenazas» y «enaltecimiento del terrorismo», por lo que tuvo ayer que declarar como imputado ante la Audiencia Nazional, el tenebroso tribunal especial sucesor del Tribunal de Orden Público franquista. Eso sí, los testigos (los tres presuntos futboleros provocadores) permanecieron en el anonimato y han sido declarados «testigos protegidos», por lo que es muy posible que sean miembros de alguna de las muchas policías y cuerpos represivos que asolan este país.

Creo que de todo esto se deduce fácilmente que el hecho no tuvo nada de fortuito y que fue una provocación en toda regla para desgastar la imagen de Bildu y la del alcalde donostiarra en particular, y para fabricar excusas contra la reciente legalización de SORTU por el Tribunal Constitucional, buscando que contraviniesen alguna de las impresentables condiciones y cortapisas que le impusieron. Por eso, aunque desgraciadamente comprensibles desde el punto de vista político convencional, resultan dolorosas las declaraciones del portavoz de SORTU, Aldasoro, y del propio Izagirre sobre el tema, y también el inexcusable retraso de la Izquierda Abertzale en dar la cara por este ímprobo activista y militante.

Aupa Josetxo, Herria zurekin!