Bedoña

El sábado pasado, aprovechando que mi «ministra de deportes» particular tenía que atender en Arrasate asuntos propios del ramo, nos dimos un garbeo por Bedoña, una pequeña anteiglesia que se unió a Mondrague, tras segregarse de Aretxabaleta en 1966.

Es el típico barrio de hábitat disperso, situado en un entorno idílico, con un centenar de vecinos desperdigados en diferentes baserris y en el pequeño núcleo en torno a la iglesia parroquial o Elizaldea. Aquí se encuentra también un jatetxe, del que no recuerdo el nombre (a bier si Zilia m’aduya a fer memoria), pero que prepara unas especialidades magistrales, como la sopa de pescado, los txipis en su tinta, el redondo de ternera en salsa o el rabo de buey, que están a la altura del paladar más exigente :-9. Zilia, como es herbívora, tuvo que contentarse con unas alubias con berza (que también estaban bien ricas, todo hay que decirlo).

Para ayudar a hacer la digestión, y mientras conversábamos sobre lo divino y lo humano (y Sortu), nos dimos un garbeo por el lugar y pudimos contemplar la curiosa dragoiburu, una escultura sin título, obra de Koldobika Jauregi, pero que representa una cabeza de dragón; así como la iglesia de santa Eulalia, que presenta la curiosidad de unir a su torre barroca del siglo XVIII, dos ventanales románicos, probablemente reciclados del ábside de un templo anterior.

Pero lo que más nos intrigó fue el amplio y despejado cementerio anexo, presidido por una esbelta cruz monumental y con diez estelas a cada lado, todas ellas esculpidas en bajorrelieve con la más variada simbología. No he podido encontrar nada en internet, así que si alguien puede aportar algún dato, mi curiosidad se lo agradecerá enormemente 🙂

De las risas con el friki gordo del bar que miraba lascivo a Peru (o a su peta, no lo sé) o con la secta de los Baloncestianos de los Santos Pasos, el poteo por Kutxilleria, las escaleras del Matxete, o el kebab grasiento, no hicimos fotos. Ahora las echamos de menos, claro 😛