Hamaiketako en Rivendel

Publicado: 2012/01/31 de QK en Basconia / Euskal Herria, foticos / argazkiak
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En plena Comarca de Malerreka, dejando atrás Elgorriaga y ascendiendo por la falda del mítico monte Mendaur, existe un desbarre entre los retuertos del camino que nos lleva a un idílico paraje sacado de los mundos de Tolkien y que evoca las imágenes del paraíso élfico de Rivendel. Allí nos dirigíamos la «Comunidad del Almuerzo», con el objetivo de despedir Urtarrila con un hamaiketako único, capaz de someternos a todos…

El creador de aquel refugio de paz y belleza ancestral no era un elfo, sino un Angel –y su mujer, Nieves–; ambos nos acogieron con esa calidez que da la felicidad interior y nos hicieron sentir inmediatamente como en casa.

No pude resistirme a tomar algunas fotos mientras el resto la emprendía con un jugosísimo bonito con cebolla y unas piparras caseras que no tenían nada que envidiar en sabor, textura e itxura a los «langostinos de Ibarra«.

Tras este delicioso entrante, Nieves nos sorprendió (al menos, a mí) con un morro albardau, una forma de cocinar la carne (rebozada en harina y huevo antes de guisarla) que yo creía sólo propia de Sos d’a Bal d’Onsella, y que probé por primera vez gracias a mi querida Onzia, natural del lugar; tan entusiasmado estaba con ese plato, que se me olvidó sacarle la preceptiva fotico. A estas alturas, yo ya estaba pa esbotar y no podía más; y eso que no habíamos hecho más que empezar…

Lo siguiente fue un caldero de oreja de cerdo con salsa verde, seguido de un guiso de cabeza de cerdo con pisto (éste fue una aportación de nuestro sukaldari Mikel), unas manitas de cerdo estofadas, y un revuelto de hongos de rematadera. Se me ocurrió recordar que la traducción habitual de hamaiketako en castellano suele ser «almuerzo ligero», y el descojono fue general :’D

Ahí tenéis una muestra de los hongos que se crían por estos parajes 😉 Tras el tradicional gazta de postre, con sus nueces, unos licorcitos para bajar semejante fartalla; el patxarana casero era exquisito y rivalizaba con los mejores que he probado, tanto en Euskal Herria como en Aragón.

Entonces se nos unió el aittona, que a sus noventa años largos, volvía tan feliz de cuidar la huerta y las gallinas; es sabido que los habitantes de Rivendel eran inmortales… Un último cafelito de despedida y a marchar, que nos esperaban en Ituren para empezar el ciclo del Carnaval (pero eso será en un próximo post).

comentarios
  1. […] del Amuerzo”, para ir rebajando el fenomenal hamaiketako que nos habíamos pretau en nuestro Rivendel particular… No éramos los únicos, como puede apreciarse; además, entre la multitud, también […]

  2. […] que cuando Mikel me dijo que había quedado con Floren, Angel y Zakili, para zamparse un cocido gallego en un bar del barrio, ya había contestado que sí, antes […]

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